PROTEINAS
INTRODUCCIÓN
Las proteínas se sintetizan en el interior de las
células, pasan al líquido intersticial y, de allí, se vierten en el plasma y
demás líquidos corporales. La cantidad, tipo y secuencia de los aminoácidos de
las cadenas polipeptídicas que las constituyen, les proporcionan su forma
característica e influyen, de manera decisiva, en sus funciones biológicas.
La estructura primaria de las proteínas está
constituida por el tipo y secuencia aminoacídica. La secuencia depende solo de
los enlaces covalentes (peptídicos)
y es predeterminada por el código del ADN.
La secundaria está formada por la disposición en
espiral de la cadena polipeptídica de la estructura primaria, en una dimensión.
Esta estructura, en muchas proteínas globulares, presenta dilataciones,
plegamientos y enrollados, debidos a muchos enlaces de hidrógeno y, de manera
ocasional, a enlaces covalentes disulfuro.
La terciaria es la estructura constituida por el
plegamiento intramolecular de la cadena polipeptídica para formar una
estructura tridimensional compacta de forma específica y que se mantiene por
los enlaces electro-valentes, los enlaces hidrógeno, los puentes disulfuro, las
fuerzas de Van der Waals y las interacciones hidrofóbicas. Estas últimas son
consideradas la fuerza mayor en la conservación de la estructura terciaria, la
cual le confiere a las proteínas sus propiedades biológicas específicas.
La estructura cuaternaria está representada por la
asociación de varias cadenas polipeptídicas que forman una gran unidad de
agregados oligoméricos. Esta estructura se consolida con el estrecho ajuste de
las unidades polipeptídicas a través de contactos de su superficie con los
grupos prostéticos. La albúmina, por ejemplo, carece de estructura cuaternaria,
pues posee solo una cadena polipeptídica. Sin embargo, la enzima
creatin-quinasa,
constituida por dos cadenas polipeptídicas, tiene tres
isoformas enzimáticas mayores, que dan lugar, en ella, a varias estructuras
cuaternarias.
PROPIEDADES FÍSICO-QUÍMICAS
Las propiedades físico-químicas de las proteínas se utilizan como base para su
identificación, separación y cuantificación. Ellas constituyen los principios o fundamentos de los
métodos para su estudio.
Las proteínas pueden ser separadas, desde el punto de
vista físico, de acuerdo con su tamaño. Su masa molecular relativa permite la
separación de las moléculas grandes o pequeñas mediante la diálisis o la
filtración en gel. La densidad de muchas proteínas es de aproximadamente 1,33
con excepción de las lipoproteínas, en las cuales oscila entre 1,006 y 1,21, lo
cual permite la separación de estas por medio de la ultra-centrifugación.
La solubilidad, otra propiedad de las proteínas, está
dada por la afinidad que tienen por diferentes solventes.
Si esta se pierde, al modificarse las propiedades
físico-químicas del solvente (pH, fuerza iónica, constante dieléctrica,
temperatura) por medio de experimentos, se produce la precipitación de las
proteínas al estado de insolubilidad. Lo mismo ocurre cuando las proteínas son
desnaturalizadas por la acción de agentes físicos como el calor o por distintas
sustancias como la
urea, el dodecilsulfato de sodio, y ácidos y bases
débiles, lo que produce la destrucción de sus estructuras secundaria, terciaria
y cuaternaria.
Hasta hace pocos años fue muy utilizado el método
conocido como precipitación salina (salting out) para separar proteínas.
La caída de la constante dieléctrica del solvente, producida por la adición de
sales o solventes
orgánicos, da origen a la separación y precipitación de
las proteínas.
Los análisis cuantitativos del contenido proteico en la
orina y en el líquido cefalorraquídeo (LCR), se basan, por lo general, en los
siguientes principios:
1. Reacción de los enlaces polipeptídicos con iones de
cobre en solución alcalina (reacción Biuret) o de los residuos de tirosina y
triptófano de los aminoácidos en soluciones fenoladas (método de Lowry).
2. Absorción ultravioleta (UV) en los intervalos de 200
a 255 nm y de 270 a 290 nm.
3. La precipitación y posterior cuantificación con
métodos turbidimétricos o nefelométricos.
4. La unión a colorantes indicadores como: azul
brillante Coomassie, rojo Ponceau S, bromocresol verde y bromocresol púrpura.
OTROS
PRINCIPIOS Y TÉCNICAS PARA LA SEPARACIÓN Y CUANTIFICACIÓN DE LAS PROTEÍNAS
Además de los referidos antes, existen otros principios
y técnicas para la separación y cuantificación de las proteínas. Algunos,
descritos hace varias décadas, se mantienen vigentes hoy día y otros forman
parte de los procederes nuevos que han surgido al amparo de nuevas tecnologías
introducidas en años recientes. A continuación se exponen algunos.
ELECTROFORESIS
El principio de la electroforesis se basa en que las
partículas cargadas, en este caso las proteínas, ubicadas en un campo
eléctrico, migran hacia uno de los
electrodos del campo, en dependencia de:
1. La carga eléctrica de la partícula.
2. El tamaño de la partícula.
3. La fuerza del campo eléctrico.
4. Las características del medio utilizado como soporte
durante el proceso de la migración.
Las partículas cargadas negativamente (aniones) se
dirigen al ánodo (electrodo positivo), y las cargadas positivamente (cationes)
se dirigen al cátodo (electro-do negativo). Si se hace variar el pH de la
solución amortiguadora, en la cual están disueltas las proteínas, estas
migrarán en el campo eléctrico creado, y se se-pararán unas de otras, al migrar
cada una de ellas distancias diferentes. Esta migración se produce sobre un
soporte que puede estar constituido por soluciones coloidales, geles (agar,
almidón, agarosa, acrilamida) o papel (de filtro o acetato de celulosa). En el
caso de la electroforesis en papel de acetato de celulosa, una vez separadas
las fracciones, son coloreadas y luego cuantificadas.
Para ello se utiliza la técnica densitométrica,
descrita en otra sección de este libro. El gráfico que se obtiene, conocido
como electroforegrama o patrón electroforético, lo componen (cuando se utiliza
el papel como soporte), en un orden de izquierda a derecha, las fracciones
siguientes:
1. Albúmina.
2. Alfa 1 globulinas.
3. Alfa 2 globulinas.
4. Betaglobulinas.
5. Gammaglobulinas.
Los espacios que ocupan estas fracciones, se conocen
como zonas del electroforegrama y reciben el nombre de la fracción
correspondiente.
La correcta interpretación del patrón electroforético
requiere del conocimiento de la semiología de cada una de las fracciones que lo
constituyen.
La albúmina es la principal proteína producida por el
hígado y representa más de la mitad del contenido proteico total del suero. Es
la proteína más homogénea, la más soluble y la más estable de las que se
encuentran en el plasma.
Sus funciones más importantes las realiza manteniendo
la presión osmótica, transportando una gran variedad de sustancias, y como
fuente endógena para el suministro de aminoácidos. Puede ser metabolizada por
cualquier órgano del cuerpo humano.
El aumento en la concentración sérica de la albúmina se
produce, por lo general, durante la deshidratación (aumento relativo), la
administración intravenosa de concentrados de esta proteína o por error en su
de-terminación
en el laboratorio. Los trastornos más frecuentes que
tienen relación con este componente, se corresponden con su disminución,
conocida como hipoalbuminemia y que se acompaña casi siempre del signo clínico
del edema.
La hipoalbuminemia aparece en numerosas enfermedades,
asociada con otros signos clínicos (tabla 2.1).
Tabla 2.1 Causas de
la hipoalbuminemia
Enfermedades
|
Causas de la hipoalbuminemia
|
Enfermedad hepática
|
Disminución en la síntesis por:
Enfermedad hepática intrínseca
Alcoholismo
Desnutrición
|
Enfermedad renal
|
Aumento de las pérdidas por:
Rápida degradación Aumento de la presión
oncótica en suero (uremia)
Desnutrición
|
Enfermedad gastrointestinal
|
Aumento de las pérdidas por:
Obstrucción hepática
Malabsorción
Desnutrición
|
Enfermedad pulmonar
|
Aumento de las pérdidas por:
Expectoración
Daño hepático
Aumento en la producción de globulina y
reactantes de la fase aguda
|
Quemaduras
|
Aumento de las pérdidas por:
Exudación intensa
Recirculación anormal
Daño hístico extenso
|
Los métodos utilizados para su cuantificación son los
siguientes:
1. Electroforéticos.
2. Inmunoquímicos:
electroinmunodifusión, inmunodifusión radial, turbidimétricos y nefelométricos.
3. Unión a colorantes indicadores:
bromocresol verde y bromocresol púrpura.
En la zona de las alfaglobulinas migra un conjunto de
proteínas que se conocen como alfa 1 globulinas y alfa 2 globulinas. Las alfa 1
globulinas están representadas por las siguientes:
1. Alfa 1 antitripsina:
proteína inhibidora de la tripsina y la plasmita, cuya función es proteger al
organismo de la autodigestión. Forma parte del grupo de los reactantes de la
fase aguda. Aumenta en las enfermedades inflamatorias y disminuye en la
deficiencia congénita de esta proteína, enfermedad cuyo cuadro clínico se
caracteriza por presentar enfisema pulmonar asociado con insuficiencia
hepática.
2. Alfa 1 glicoproteína ácida:
es un reactante de la fase aguda.
3. Alfa 1 lipoproteína:
transportadora de lípidos, vita-minas
liposolubles y hormonas.
4. Globulina unida a la tiroxina.
5. Alfa 1 fetoproteína:
sintetizada por el hígado embrionario.
Su determinación constituye una prueba diagnóstica para
los defectos del tubo neural y es un marcador tumoral para el carcinoma de células
embrionarias del testículo, teratocarcinomas, cáncer gástrico, pulmonar y
hepatocelular.
En
el grupo de las alfa 2 globulinas se incluyen las siguientes:
1. Alfa 2 macroglobulina: es una inhibidora de la
plasmina y la tripsina.
2. Alfa 2 lipoproteína: transportadora de lípidos, en
especial, triglicéridos.
3. Haptoglobina: reactante de la fase aguda y además
transportadora de la hemoglobina libre en plasma.
El estudio de sus niveles se utiliza cuando hay
hemólisis en las reacciones ostransfusionales. En los pacientes que han sufrido
reacciones postransfu-sionales, disminuye la concentración de haptoglobina al
agotarse la capacidad del hígado para sintetizarla, ante la demanda excesiva
por la cantidad de hemoglobina que debe transportar.
4. Ceruloplasmina: proteína transportadora del cobre.
5. Colinesterasa: proteína que hidroliza la
acetilcolina.
Las betaglobulinas agrupan a las siguientes:
1. Betalipoproteína: transportadora de lípidos.
2. Transferrina: proteína transportadora del hierro en
suero. También se une de manera reversible a otros cationes como cobre, cinc,
cobalto y calcio. Los
niveles plasmáticos son regulados por la disponibilidad
de hierro. Como se sintetiza en el hígado, sus valores pueden disminuir en
enfermedades hepáticas agudas como las hepatitis y en las crónicas, en la
desnutrición y enteropatías con pérdida de proteínas.
Sus niveles plasmáticos varían en la anemia por déficit
de hierro, lo cual causa un incremento en su síntesis. Por el contrario, si la
anemia se debe a una falla en la incorporación del hierro a los eritrocitos,
sus niveles son normales o bajos. En la sobrecarga de hierro, sus valores son
normales, pero la saturación es muy alta.
3. Plasminógeno: proteína encargada de la lisis de la
fibrina.
4. Complemento: constituido por un grupo de proteínas
que intervienen en la propiedad fagocítica de la sangre.
5. Fibrinógeno: factor proteico de la coagulación de la
sangre.
Las gammaglobulinas agrupan a las llamadas
inmunoglobulinas, constituidas por cinco fracciones diferentes:
G, A, M, D y E.
Todas tienen funciones de anticuerpos contra virus,
bacterias y parásitos. En las enfermedades autoinmunes se comportan como
autoanticuerpos al actuar contra células del organismo al cual pertenecen.
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