domingo, 8 de febrero de 2015

Transporte de los lipidos endogenos



TRANSPORTE DE LOS LÍPIDOS ENDÓGENOS

TRANSPORTE POR LAS LIPOPROTEÍNAS DE MUY BAJA DENSIDAD
Los ácidos grasos en forma de triglicéridos almacenados en el hígado junto al colesterol esterificado y a las apo B-100, C y E, se ensamblan en partículas VLDL en el retículo endoplásmico de los hepatocitos y son secretados al torrente circulatorio. Estas partículas contienen una molécula de apo B-100, son ricas en triglicéridos (60 %) y constituyen una gama de partículas de tamaño y densidad variables. En la  circulación, ellas reciben componentes de las HDL (colesterol esterificado, apo C-I, C-II, C-III y E) y donan triglicéridos.
Por acción de la lipasa lipoproteica (LPL) se  produce la deslipidación de las VLDL por hidrólisis de los triglicéridos, la que origina VLDL residuales, también llamados IDL. Los componentes en exceso de la capa superficial (fosfolípidos, colesterol y apoproteínas A, C, y E) son transferidos a las HDL plasmáticas nacientes.
Estas partículas residuales pueden ser eliminadas de la circulación mediante la unión a los receptores hepáticos para apo B y apo E (receptor LDL).
Las IDL pueden también dar origen a las LDL por un proceso de remodelación en el que participa la lipasa hepática. En los defectos del receptor LDL, se ha encontrado una disminución de la tasa de remoción de VLDL, lo que resulta en un aumento de la concentración plasmática de LDL.
TRANSPORTE POR LAS LIPOPROTEÍNAS DE BAJA DENSIDAD
Las lipoproteínas de baja densidad (LDL), enriquecidas en apo B-100, contienen un núcleo de colesterol esterificado y pocos triglicéridos, originados durante el metabolismo VLDL-IDL-LDL y contienen alrededor del 75 % de colesterol plasmático. Estas pueden ser internalizadas por los hepatocitos mediante el receptor LDL, y el colesterol puede ser convertido en ácidos biliares y ser excretado por la bilis. En los tejidos extrahepáticos, el colesterol es utilizado en la síntesis de las membranas y hormonas o es almacenado como ésteres de colesterol.

La función básica de las LDL es transportar colesterol a los tejidos periféricos y al hígado.
La internalización de las LDL por los tejidos extrahepáticos es parte de un complejo sistema de regulación de la expresión en la membrana celular de los receptores LDL y de enzimas citoplasmáticas del metabolismo del colesterol. El receptor LDL es una glicoproteína transmembrana de 839 aminoácidos, a la cual se unen las LDL, mediante la apo B-100 y otras lipoproteínas mediante las apo E. Una vez unidas, el complejo ligando-receptor es internalizado, se disocia en el interior del endosoma, el receptor se recicla hacia la superficie celular, mientras que la LDL se hidroliza en el lisosoma secundario. La disponibilidad de colesterol en el interior de la célula, inhibe la actividad de la hidroximetilglutaril-CoA reductasa (HMG-CoA reductasa); reprime la expresión de los receptores LDL en la membrana y activa la acil-colesterol-aciltransferasa (ACAT) que esterifica el colesterol libre intracelular.
En condiciones de demanda de colesterol se activan los mecanismos de síntesis endógena y de captación de LDL plasmática. Las LDL también pueden entrar en otros tejidos y en los macrófagos, mediante el receptor barredor o limpiador (scavenger). Esta vía metabólica puede ocasionar la acumulación excesiva de colesterol y la formación de células espumosas que contribuyen a la formación de la placa ateromatosa.

TRANSPORTE POR LAS LIPOPROTEÍNAS DE ALTA DENSIDAD
El papel de las lipoproteínas de alta densidad (HDL) parece ser  transportar colesterol desde los tejidos periféricos hacia el hígado (transporte reverso de colesterol). Las HDL nacientes, originadas en el hígado e intestino, ricas en fosfolípidos y discoidales, interactúan con los tejidos y otras lipoproteínas e incorporan colesterol que es esterificado por la enzima lecitina-colesterol- acil-transferasa (LCAT) y transforma las HDL en partículas esféricas. En el hígado se unen a un receptor mediante las apo A y tal vez mediante otro de los receptores existentes, lo que da como resultado un flujo de colesterol hacia el hígado, desde los tejidosperiféricos. El colesterol puede también ser transferidoa las VLDL o quilomicrones, por acción de la proteína transportadora de ésteres de colesterol (CETP)  en intercambio por triglicéridos. Es por ello que existe cierta relación inversa entre las concentraciones plasmáticas de VLDL y HDL.

LIPOPROTEÍNAS Y ATEROSCLEROSIS
Entre los factores de riesgo para la aterosclerosis, las alteraciones del metabolismo de las lipoproteínas han recibido gran atención. Muchos estudios han puesto en evidencia la relación entre lípidos plasmáticos y la cardiopatía isquémica coronaria (CIC). Entre los resultados más significativos se señalan:
1. La naturaleza y evolución de la placa aterosclerótica.
2. Producción de aterosclerosis experimental en animales con dietas que inducen hipercolesterolemia.
3. La relación entre enfermedad isquémica coronaria y los trastornos primarios del metabolismo de las lipoproteínas.
4. La existencia de hiperlipoproteinemia en una buena proporción de los individuos que padecen CIC.
5. Grandes estudios epidemiológicos de población con diferentes concentraciones de lípidos plasmáticos.
6. La reversión de lesiones ateroscleróticas en pacientes que están bajo tratamiento con drogas hipolipemiantes.

A pesar de los resultados, variables en muchos estudios, en la mayoría de ellos se ha llegado a la conclusión de que existe una relación entre enfermedad coronaria y concentración plasmática de colesterol. Los individuos con concentraciones más elevadas de colesterol plasmático están en mayor riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica coronaria.

Estudios epidemiológicos prospectivos han demostrado una fuerte y progresiva relación entre el colesterol total y el colesterol LDL, con la morbilidad y la mortalidad por CIC. Los beneficios de disminuir la concentración plasmática de colesterol se calcula que son del 2 % de reducción en el riesgo de CIC por cada 1 % de reducción en la concentración de colesterol total.

Estos estudios han permitido identificar, de manera adicional, otros factores de riesgo, tales como: edad, sexo masculino, diabetes mellitus, obesidad, sedentarismo, concentración plasmática de triglicéridos, historia familiar  de CIC, baja concentración de colesterol HDL y, más reciente, subclases de lipoproteínas, concentración elevada de fibrinógeno y de Lp (a).
A pesar de los resultados, variables en muchos estudios, en la mayoría de ellos se ha llegado a la conclusión   de que existe una relación entre enfermedad coronaria y concentración plasmática de colesterol. Los individuos con concentraciones más elevadas de colesterol plasmático están en mayor riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica coronaria.
Estudios epidemiológicos prospectivos han demostrado una fuerte y progresiva relación entre el colesterol total y el colesterol LDL, con la morbilidad y la mortalidad por CIC. Los beneficios de disminuir la concentración plasmática de colesterol se calcula que son del 2 % de reducción en el riesgo de CIC por cada 1 % de reducción en la concentración de colesterol total. Estos estudios han permitido identificar, de manera adicional, otros factores de riesgo, tales como: edad, sexo masculino, diabetes mellitus, obesidad, sedentarismo, concentración plasmática de triglicéridos, historia familiarde CIC, baja concentración de colesterol HDL y, más reciente, subclases de lipoproteínas, concentración elevada de fibrinógeno y de Lp (a).

PAPEL DE LAS LIPOPROTEÍNAS DE BAJA DENSIDAD
En sujetos normolipémicos, aproximadamente 2/3 del colesterol es transportado por las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Un aumento en la concentración de LDL-colesterol se considera aterogénico. No existen dudas respecto al efecto aterogénico de las LDL. Su potencial aterogénico está dado por su capacidad de acumularse en la matriz extracelular y en las células de la íntima arterial. Las LDL nativas son captadas por el receptor LDL; mientras que aquellasque sufren modificaciones, son captadas por los receptores barredores de los macrófagos y pueden dar lugar a células espumosas. Entre las modificaciones que pueden sufrir las LDL, las más importantes sonla oxidación y la glicosilación. Estos procesos parecen producirse casi siempre en los tejidos y no en la  circulación. Las LDL oxidadas promueven la aterosclerosis por diferentes mecanismos, tales como: efecto quimiotáctico sobre los monocitos que se convierten en macrófagos; daño directo sobre el endotelio vascular, que promueve la liberación de citoquinas; producción de radicales libres y la supresión de funciones normales; liberación de componentes celulares activos de las células espumosas (macrófagos) repletos de LDL, entre los que se encuentran mediadores de apoptosis. También promueven la agregación
plaquetaria y la liberación de tromboxano que favorece la vasoconstricción y la trombosis. La activación 119 plaquetaria promueve, además, la liberación de citoquinas que estimulan la proliferación de las células musculares lisas. Se señala que las LDL pequeñas y densas tienen mayor potencial aterogénico.

PAPEL DE LAS LIPOPROTEÍNAS DE MUY BAJA DENSIDAD
La contribución de la hipertrigliceridemia al riesgo coronario es controvertida, en parte, porque la hipertrigliceridemia está asociada con otras alteraciones de los lípidos, que, por sí mismos, pueden predisponer a la aterosclerosis. Entre las asociaciones encontradas con más frecuencia se señalan: bajos niveles de HDL-colesterol, presencia de remanentes de lipoproteínas ricas en triglicéridos, resistencia a la insulina y presencia de LDL pequeñas y densas.

PAPEL DE LAS LIPOPROTEÍNAS DE ALTA DENSIDAD
Las HDL, al contrario de las LDL y VLDL, tienen un efecto anti-aterogénico, y existe una fuerte correlación inversa entre las concentraciones plasmáticas de HDL-colesterol y la incidencia de CIC. Se considera que concentraciones superiores a 1,6 mmol/L tienen un efecto protector sobre la CIC, mientras que, inferiores a 0,9 mmol/L, se consideran un factor de riesgo. Existe una correlación inversa entre HDL-colesterol y la concentración plasmática de triglicéridos, y resulta frecuente encontrar asociada la disminución de HDL con hipertrigliceridemia. Varios factores, además del estilo de vida, se han vinculado con los bajos niveles de HDL. Entre ellos, el hábito de fumar, la obesidad y la falta de actividad física, parecen ser los más significativos. Las HDL son capaces de remover colesterol desde los tejidos. Tienen efecto antiaterogénico por transporte reverso del colesterol, el mantenimiento de la función endotelial y la protección contra la trombosis. Hace poco se ha señalado, de manera adicional, un efecto protector de las HDL contra la oxidación de las LDL.

PAPEL DE LA LIPOPROTEÍNA (a)
Estudios epidemiológicos sugieren una relación entre el exceso de Lp (a) y CIC, pero estudios prospectivos posteriores han tenido resultados controvertidos. No obstante, se considera que concentraciones superiores a 30 mg/dL de esta lipoproteína se asocian con un aumento de la morbilidad y de la mortalidad por CIC. Sin  embargo, en sujetos con hipercolesterolemia o disminución del HDL-colesterol, el exceso de Lp (a) es un factor deriesgo adicional para la CIC. La presencia de Lp (a) en las lesiones ateroscleróticas puede ser contribuyente por tres posibles razones: inhibe la conversión del plasminógeno en plasmina, favorece la proliferación de células musculares lisas y recluta los monocitos para la pared vascular.

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